1.Dejar en remojo los pies en agua tibia durante unos minutos.
2.Quita las durezas con una piedra pómez o lima específica para pies.
3.Seca bien los pies, sobre todo entre los dedos.
4.Y por último, con un suave masaje, aplícate aceite de sésamo y deja que la piel absorba el aceite.Este aceite es muy beneficioso porque no tapa los poros de la piel.
Por: Lucía Martín
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